Cada vez es más frecuente
encontrarnos con profesores que evalúan al alumno, no sólo en base a unas
calificaciones obtenidas en un examen, sino también a las tareas encomendadas
en clase. La realización de trabajos está teniendo cada vez más importancia en
el modelo educativo y en la evaluación del alumno.
Hacer un trabajo no es una tarea difícil, pero hacer buenos trabajos
requiere tiempo, dedicación y compromiso personal. No vale cualquier trabajo.
Para hacer un buen trabajo el alumno necesita conocer los pasos a seguir, tener
un método y conocer las partes que lo constituyen.
8.1 Fase de comprensión y planeación de la tarea
Antes de hacer un
trabajo escrito debemos comprender una serie de cuestiones respecto al mismo,
para facilitarnos su realización. El texto es el efecto visible y resultado
final de un esfuerzo. Pero ese esfuerzo no se limita a la escritura, sino
también a la comprensión y aplicación de una serie de pasos que debemos tener
en cuenta antes y durante la realización de un escrito escolar.
Lo principal es tener
perfectamente delimitado el objeto de
estudio y para ello hay que tener en cuenta, entre otras, las siguientes
preguntas: ¿Qué me piden que haga exactamente? ¿Me dan el tema o tengo que
elegirlo? ¿Se refiere a un tema general o a algo específico dentro de él?
¿Tengo que contestar a unas preguntas dadas por el profesor o puedo exponer el
tema como quiera? ¿Qué plazo de tiempo tengo para hacerlo? ¿Cuándo puedo
elaborarlo? ¿Cómo tengo que presentarlo? ¿Puedo elegir la forma de
presentación? ¿Qué formato debe tener (número de páginas, dimensiones,
interlineado, tipo de letra, tamaño)? ¿A quién va dirigido el trabajo? ¿Debe
incluir bibliografía de las fuentes? El contestar a todas estas preguntas te
ayudará a empezar y planificar tu trabajo de forma correcta.
La elección del tema será un parte muy importante en esta primera fase.
Un error en la elección del tema puede hacerte perder mucho tiempo,
desmotivarte y tener peor nota. Procura elegir un tema que despierte tu
curiosidad y que sea lo más específico posible, para que sea original. El
problema es que la originalidad aumenta la dificultad del trabajo, pero es más
gratificante.
Ahora bien, tener el
tema no implica saber el enfoque que le vamos a dar, ya que puede ser muy
general ¿Qué vamos realmente a investigar sobre ese tema, todo o parte de
éste? Por ejemplo, voy a elegir el tema
de «Las sectas». La primera concreción que tengo que hacer es, ¿Qué tipo de
sectas voy a estudiar? Supongamos que sólo voy a hablar sobre las sectas
destructivas. Una segunda concreción que podría hacer es, ¿Desde qué punto de
vista voy a tratar el tema de las sectas destructivas, desde el punto de vista
jurídico, social, o psicológico? Podría escoger la protección psico-jurídica de
las sectas destructivas.
Una última concreción
podría ser el tipo de adepto, niños, adultos, o familias. Resultado final de la
delimitación de mi tema podría ser, «La protección psico-jurídica de los
menores insertados dentro de las sectas destructivas». Por lo tanto, hemos
decidido acotar el ámbito de la investigación de nuestro tema inicial y eso es
muy importante porque sabremos después qué es lo que tenemos que buscar. Este
podría ser también el título de tu trabajo (definitivo o provisional). El título de un trabajo es fundamental,
ya que es el anuncio de lo que vas a tratar en él, el objetivo de éste. El
concretar el tema es algo muy útil, ya que te dará el camino para la
planificación del trabajo. Por último, recuerda informar a tu profesor o tutor
del tema para su aprobación.
8.2 Fase
de recogida y selección de material de información
La búsqueda y recogida de material nos proporciona la información ya
elaborada que existe sobre el tema. Habitualmente se pide a los alumnos que se
basen en la documentación bibliográfica. Los libros o la bibliografía
científica han de ser la base de nuestro trabajo, incluso por encima de
Internet, pero sin descartar esta última. Debemos de consultar siempre fuentes
de calidad y autoridad en los temas respectivos.
La información para un
trabajo escolar puede hallarse en libros de consulta como enciclopedias, diccionarios, atlas, biografías,
artículos, Internet (páginas Web,
buscadores, redes sociales, etc.), revistas
científicas, periódicos, encuestas y entrevistas, así como en asociaciones y
fundaciones. Recopila toda la información en fotocopias, recortes, anotaciones
en hojas, carpetas de ordenador (es importante nombrar adecuadamente la
carpeta), archivos de imágenes, etc. Recuerda que en esta fase no has de
decidir si te sirve mucho o poco, no debes de procesar nada, sólo decidir qué
material puede ser útil para tu tema.
Después de recolectar
todo el material, debes de seleccionar lo que creas que vayas a utilizar: la
bibliografía, los párrafos, ideas interesantes, esquemas, resúmenes, etc. En
definitiva, todo aquello que te resulte importante y que después utilizarás en
tu trabajo. Esta es la fase de selección de la información.
8.3 Fase
de estructuración del trabajo
Una vez conocida la
idea fundamental de un trabajo y recogido el material de consulta, realizaremos
un esquema o índice provisional, donde iremos desarrollando de forma ordenada
las ideas básicas y los detalles importantes. Los diferentes apartados no deben de tener más de tres niveles (1, 1.1,
1.1.1). Con el esquema nos
hacemos una idea general de los puntos que se van a tratar. Puedes utilizarlo
también como índice, una vez terminado el trabajo. Estamos en la fase de
estructuración de la información recogida.
El índice definitivo tiene que seguir la siguiente
estructura: índice,
agradecimiento, dedicatoria, introducción, contextualización del tema,
conclusión, bibliografía y anexo.
¡Acabada una idea y sabrás siempre por dónde
seguir!
8.4 Fase de redacción del
trabajo
Empieza por una
introducción breve, exponiendo el tema que vas a tratar y su definición. Quizás
puedas poner aquí la razón por la que has elegido este tema y no otro (en el
caso de que lo hayas elegido tú). A continuación, y siguiendo tu esquema o
primer índice, ve desarrollando la idea. En caso de que tu trabajo lo requiera
y lo permita, intenta poner ejemplos, ilustraciones, fotos, entrevistas, mapas.
Las primeras ideas son importantes, pero no son las únicas; crea ideas
alternativas. Por último, realiza una conclusión, que debe ser siempre
original, haciendo algún comentario sobre la idea principal y apuntando
posibles implicaciones posteriores. La
conclusión no es un resumen, sirve para verificar o rechazar hipótesis,
criticar o recomendar. Y recuerda que la primera redacción nunca es la
definitiva. Revisa tu escrito las veces que consideres necesario y corrige los
errores que vayas encontrando en tus relecturas.
Trata de utilizar
tipos de letras sencillos, como Times New Roman, Arial, Calibri, Cambria,
Garamond de entre 10 y 12 puntos de tamaño, para que la lectura sea cómoda.
Si
recortas y pegas, tu trabajo no merece la pena.
8.5 Otros: portada, bibliografía y citas
La información
imprescindible que tiene que incluir una portada es:
·
Título del trabajo.
·
Nombre del alumno.
·
Curso del alumno.
·
Fecha de terminación
del trabajo.
·
Profesor, tutor o
director del trabajo.
·
Instituto o
universidad.
La bibliografía es el
conjunto de fuentes de dónde has sacado la información para realizar tu
trabajo. Hay que preguntar directamente al profesor si dentro de dicha
bibliografía debemos poner las páginas Web consultadas o si por el contrario
debemos enlistarlas en otra hoja con el título «Páginas Web consultadas».
Recuerda que ¡Hay vida más allá de
Internet! Utiliza la biblioteca y otros documentos.
Al emplear una idea
ajena o una cita textual, debemos referirnos a la obra y autor de donde lo
hemos sacado, respetando de esta manera los derechos de autor. Es recomendable
poner la bibliografía a medida que vayas utilizando las distintas fuentes y en
orden alfabético.
Se pueden utilizar
diferentes estilos bibliográficos, dependiendo del tipo de carrera
universitaria:
·
UNE-ISO 690 estilo
general.
·
APA estilo para
carreras de ciencias sociales.
·
CHICAGO estilo para
carreras de humanidades.
·
IEEE estilo para ingenierías
o carreras técnicas.
Ejemplo de bibliografía
Libros:
·
Rodríguez, J. L.
(2010), Las misiones en el exterior de las Fuerzas Armadas. Madrid:
Alianza.
·
Gillespie, R.,
Rodrigo, F. y Store, J. (eds.), Las relaciones exteriores de la España
democrática. Madrid: Alianza.
Capítulos de libros
colectivos:
·
Rodrigo, F. (1995),
«La inserción de España en la política de seguridad occidental», en R.
Gillespie, F. Rodrigo y J. Story (eds.), Las relaciones exteriores de la
España democrática. Madrid: Alianza, pp. 77-103.
Artículos en revistas:
·
Gambles, I. (1989), «Prospects for West European Security
Cooperation», Adelphi Papers, núm. 244, pp. 46-51.
Artículos en
periódicos:
·
Torreblanca, J. I.
(2011, 8 de abril), «Primavera marroquí», El País, p. 10.
Recursos digitales:
·
Ariño, M. A. y Canela,
M. A. (2002), Evolución de la inflación en España:
www.iese.edu/research/pdfs/DI-0446.pdf (consultado el 2 de abril de 2011).
Autor: Francisco Javier Arroyo Ortega.
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