AYUDAS
PARA LA MEMORIA.
Muchas personas recitan la rima “Treinta días
tiene Septiembre, con Abril, Junio y Noviembre” para acordarse del número de
días de cada mes. Nos funciona porque nuestra memoria parece disfrutar y
responde a la “música de las palabras” lo mismo que lo hacen las canciones.
Pensemos también en las siglas o acrónimos,
en los que las letras iníciales de una frase o secuencia de palabras forman otra
palabra. Por ejemplo, recordamos la OTAN (Organización del Tratado del
Atlántico Norte) porque es un forma compactada, mucho más fácil de decir que el
nombre completo.
Otro sistema que puedes utilizar para aprender
fechas, es el asociar cifras con palabras con el mismo número de letras.
Por ejemplo para la fecha del descubrimiento de América 1492, podrías
aprenderte una rima del tipo “A Cuba Andalucía Va”. El truco aquí consiste en
contar el número de letras de cada palabra: 1,4,9,2. Esta técnica es bastante
versátil. Un aficionado al cine con diferentes números secretos puede emplear
este sistema utilizando títulos de películas con cuatro palabras: “En busca del
fuego” (2535), y “Los chicos del coro” (3634).
Las ayudas a la memoria más efectivas son las que
tienen un significado personal.
Hoy en día no ha duda de que la televisión e
internet son medios visuales que han transformado nuestra vida y ha jugado un
papel muy importante en mejorar el conocimiento en general. Los jóvenes
particularmente, aprenden y memorizan una cantidad de información viendo la
televisión. Pero, ¿cómo aprendemos a recordar hecho cuando las imágenes no
están presentadas con tanta inmediatez, por ejemplo, cuando leemos un libro? La
respuesta es que evocamos imágenes que tenemos en la memoria. Las imágenes se
“descargan” de nuestra memoria y las anexamos a la información nueva cuando
ésta llega a la parte conceptual del cerebro. Si crees que tienes poca
habilidad imaginativa, observa las escenas fantásticas que tu mente crea cuando
sueñas. Esas escenas son el producto de tu propio cerebro cuando funciona
despreocupadamente, incesantemente inventando conexiones disparatadas entre
sensaciones, sucesos, objetos y personas, enviando a tu consciente extrañas aventuras.
UTILIZANDO
LA IMAGINACIÓN
Cuando aprendí idiomas en el Instituto me enseñaron,
por ejemplo que en francés “suelo” de dice plancher. El profesor me aconsejo
que repitiera la palabra una vez y otra, muchas veces, hasta que penetrase.
Admití la solución que me dio el profesor como la única posible. Odié el
estudio de idiomas y no es de extrañar.
Básicamente tienes dos caminos para recordar que
suelo es plancher en francés.
1.
Si
no hay ningún parecido entre la palabra y su equivalencia en el idioma extranjero,
tendremos que crear una asociación artificial. Visualizamos, por ejemplo, un
suelo hecho de planchas de madera, éstas designadas por su equivalencia
previamente ininteligible. Así cuando veamos en adelante la pensaremos
inmediatamente: plancher-planchas de madera-suelo.
2.
Repetir
monótonamente suelo, plancher 200 veces y confiar en que penetre.
Ahora
tú ejemplo en inglés:
1. Cogemos la palabra difícil de memorizar y la
repetimos varias veces en voz alta. Por
ejemplo: "afraid" [afreid] "to be afraid of" [tubiiafreid]
que significa:Tener miedo de. I'm afraid of sharks.
2. Buscamos
una imagen en español que podamos asociar al sonido (afreid). Por
ejemplo, "a freir"
3. A
continuación creamos mentalmente una imagen (o secuencia corta) en la que asociamos
"freir" con "tener miedo". Por
ejemplo, nos imaginamos "friendo unos huevos". Vemos como
chisporrotea el aceite que casi nos llega a quemar y nos echamos para atrás.
Nos asustamos; se nos ponen los pelos de punta. Nota: Cuánto más impresionante,
absurda y más detalles tenga nuestra secuencia, más fácil será recordarla
después.
Francisco J. Arroyo
Psicólogo escolar.
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