En la
primera herramienta has anotado tu objetivo. Los pensamientos pueden ayudarnos
a conseguir nuestro objetivo o impedírnoslo, por eso debes ser consciente de
cuáles son tus convicciones respecto a tu objetivo de estudiar más y mejor. Hay
cuatro convicciones que tienen que quedar bien grabadas en tu mente:
·
Los objetivos por los que quiero estudiar son
atractivos y deseables. ¿De qué te
alegrarás cuando hayas aprobado o pasado de curso? Si tu objetivo no es
suficientemente importante, piensa en otro que te satisfaga más.
·
Soy capaz de alcanzar mis objetivos. Hay alumnos que infravaloran sus capacidades, pero
piensa en situaciones en las que hayas tenido éxito. Quizás en alguna ocasión
has aprobado un examen muy difícil. Estas situaciones son la prueba de que eres
capaz de lograr tus objetivos. La verdad es que tienes toda la capacidad
necesaria para aprobar. ¡Empieza a creértelo y ten determinación para lograr el
éxito!
·
¡Depende de mí! Lo
que más diferencia a un perdedor de un ganador es que el ganador es quien
decide asumir que el resultado depende de él. No te veas como una víctima de
las circunstancias, sino como el dueño de tus respuestas. Busca la oportunidad
de seguir adelante. No te quedes esperando.
¡Sí es posible! ¡Sí hay con qué! ¡Lo voy a lograr! ¡Depende de mí!
·
Merezco alcanzar mis objetivos. Piensa que tienes el mismo derecho que los demás
para aprobar y pasar de cursos. «Si quieres lograr lo que aún no has alcanzado,
necesitas hacer lo que aún no has intentado» Anónimo.