Cómo aumentar la
motivación en el estudio
Poner énfasis en el esfuerzo. Si realmente deseamos animar a los estudiantes a
que aprendan de los errores, debemos destacar los beneficios de tales errores
en el momento en que los localicemos. Hay que adquirir el hábito de explicar
cómo se aprende de los errores. Empieza pidiendo pequeñas cosas y si es posible
pon por escrito los compromisos.
Las investigaciones de Carol Dweck con grupos de alumnos han demostrado el poder de
los elogios. En dichas investigaciones, los niños elogiados por su esfuerzo
tendían a tomar las tareas más difíciles y conseguían mejores resultados que
los alumnos elogiados por su inteligencia. El primer grupo creía en el poder de
mejorar a través del esfuerzo. Por lo tanto, el rol fundamental de los padres es
priorizar el esfuerzo sobre los resultados. La frase mágica es «todavía no lo
has conseguido, pero lo puedes conseguir si te esfuerzas». Ahora bien, esta
frase puede parecer hueca si no se acompaña de estrategias para mejorar. De ahí
la importancia de unas técnicas eficaces de estudio.
Generar esperanza
para desarrollar una mentalidad de
crecimiento. Por ejemplo, podemos realizar murales sugerentes para adornar
las paredes de la habitación que ayuden a promover las ideas, la reflexión y la
esperanza.
Respetar las capacidades de cada estudiante. En muchos casos, la negativa a trabajar y la
conducta inadecuada que desafía la autoridad del profesor o padres son
manifestaciones del deseo que siente el estudiante de llegar a controlar su
propia vida. Actuando contra las normas, estos estudiantes afirman su necesidad
de sentirse respetados. Un método simple pero efectivo de lograr que los
alumnos se sientan importantes es respetar las capacidades de cada uno y sus
propios tiempos.
Francisco J. Arroyo Ortega