La
necesidad de mejorar el rendimiento escolar de los alumnos de Educación
Secundaria exige, de todos quienes nos ocupamos del tema, una profunda
reflexión sobre los factores intervinientes en el mismo.
No
obstante, antes de iniciar esta reflexión, estimamos conveniente establecer un
criterio para evaluar dicho rendimiento. Para ello admitiremos el más
comúnmente compartido por Padres y Profesores: las calificaciones trimestrales
o anuales.
Así
pues, aunque a título personal no creemos que las calificaciones escolares sean
el criterio óptimo para evaluar el rendimiento de los escolares, debemos
aceptar el hecho de que todas las actividades de aprendizaje: realizar
subrayados, esquemas, resúmenes, memorizar, etc…se evalúan mediante pruebas
escritas cuya calificación por el profesorado habitual se convierte en criterio
de valoración del rendimiento académico del alumnado.
El
problema para los padres y orientadores consiste, pues, en identificar los
diversos factores que pueden facilitar o perjudicar el logro académico.
Evidentemente, el elemento fundamental para conseguir un buen rendimiento en
una tarea es precisamente dedicarse a dicha tarea. Esto es: para conseguir un
buen rendimiento en los estudios hay que…ESTUDIAR
Y SABERLO HACER.
Por
lo tanto, la conducta de estudio, mantenida de forma constante y en condiciones
adecuadas, es el elemento primordial para conseguir un nivel de logro académico
adecuado.
Destacada
la ausencia de déficit intelectual o retraso en habilidades curriculares
previas, el fracaso académico de un escolar puede explicarse por un método inadecuado de estudio, unas
habilidades de trabajo intelectual insuficiente, unos malos hábitos, una falta
de apoyo social a su esfuerzo o por unas actitudes negativas hacia el estudio.
En
otras palabras: el escolar inteligente que no presenta retrasos curriculares y
que suspende se debe a que NO SABE
ESTUDIAR, NO ESTUDIA LO SUFICIENTE O NO ESTA MOTIVADO PARA HACERLO.
Francisco Javier Arroyo Ortega
Psicólogo Escolar