Un estudio publicado en el Journal of Educational Psychology muestra que una persona que utiliza técnicas de estudio puede mejorar su capacidad memorística
hasta 31,6 por ciento más que
alguien que no las utiliza (Woodrow,
H., s.f.). Por lo tanto, el primer beneficio es que memorizarás y
recordarás con más facilidad. El alumno conseguirá aprovechar su memoria
natural. Sólo el que se esfuerza vence. Con la simple lectura de este libro no
conseguirás mejorar tu memorización, pero es el primer paso de un largo camino
y trabajo.
Una estrategia de estudio específica y aplicada incrementa el nivel de lectura y
comprensión (Driskell, J.L; E.L.A. Kelly, s.f.). El alumno conseguirá distinguir las ideas
importantes o principales de las secundarias, elaborará una síntesis gráfica y
así su grado de comprensión se verá favorecido. Así mejorarás en la expresión y
comprensión de lo estudiado, a través de una lectura adecuada y crítica. En
definitiva, fomentarás un estudio activo
que hará que el estudio parezca más fácil y más interesante. El esfuerzo
con unas técnicas activas resulta más llevadero.
El alumno también aumentará su nivel de atención y
concentración en el estudio. Uno de los principales antídotos contra la distracción y la monotonía, consiste en la
utilización de unas técnicas activas de estudio. Otro beneficio es que aprenderás un método, una organización y
una disciplina que te servirán para el resto de tu vida personal y
profesional. No debemos pensar que estudiamos sólo para «el día de mañana» o
«porque te obligan tus padres» o «para obtener un buen puesto de trabajo» o
«una buena situación económica». Lo que aprendes cada día te sirve para ser más
útil a ti mismo y a los demás, y es determinante para el desarrollo de tus
capacidades como ser humano.
Estos resultados son
lo suficientemente claros para convencerse de que sólo con unas técnicas
activas de estudio podremos tener éxito en los estudios.
Francisco Javier Arroyo Ortega
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