La
conducta de estudio, mantenida de forma constante y en condiciones adecuadas,
es el elemento primordial para conseguir un nivel de logro académico adecuado.
Destacada
la ausencia de déficit intelectual o retraso en habilidades curriculares
previas, el fracaso académico de un escolar puede explicarse por un método inadecuado de estudio, unas
habilidades de trabajo intelectual insuficiente, unos malos hábitos, una falta
de apoyo social a su esfuerzo o por unas actitudes negativas hacia el estudio.
En
otras palabras: el escolar inteligente que no presenta retrasos curriculares y
que suspende se debe a que NO SABE
ESTUDIAR, NO ESTUDIA LO SUFICIENTE O NO ESTA MOTIVADO PARA HACERLO.
¿Qué hacer con los
estudiantes que, simplemente, dedican muy poco tiempo a actividades de estudio,
o que estudian únicamente en los días previos a una evaluación?
En
estos casos, los diagnósticos que los padres suelen realizar consiste en
afirmaciones del tipo: “es vago”, “no le gusta estudiar”, “no se concentra y se
distrae con mucha facilidad”, “no tiene fuerza de voluntad”, y similares.
La
mayoría de mis alumnos carecen de hábitos de estudio y, por ello, les cuesta
mucho ponerse a estudiar teniendo, como tienen, otras actividades muy
placenteras y tentadoras, ordenador, amigos,
juegos, móvil, televisión, etc…
En
cualquier caso, planteémonos la siguiente cuestión: ¿realmente podemos pedir a
los escolares que se pongan a estudiar horas después de haber permanecido en
clases intensan y esperar que lo hagan con agrado…? ¡Seamos honrados con nosotros mismos par poder serlo con nuestros hijos!
Como
adultos, nosotros sabemos, por experiencia, que el futuro socio-laboral se
encuentra en estrecha relación con la competencia académica de los individuos,
de manera que cuanta mejor sea su preparación académica, mayores y mejores
oportunidades tendrán en el futuro. Sin embargo, aunque esto resulta fácil de
entender a nivel verbal, no resulta tan sencillo de incorporar al
funcionamiento diario de los alumnos.
En
cambio, constantemente comprobamos cómo una promesa de recompensa, o una
amenaza de castigo inmediatos, consiguen movilizar al individuo en la dirección
pertinente para obtener lo que desea y evitar lo que le desagrada. Así pues, la Ley del Efecto: la conducta se modifica por las
consecuencias inmediatas, constituye uno de los principios básicos explicativo
del comportamiento humano.
En
base al mismo, hemos considerado la enorme utilidad que podría tener para los
alumnos que no se ponen a estudiar, un curso de técnicas de estudio junto con un programa
estructurado de estudio dirigido y de entrenamiento en auto-control en el
estudio.
De
esta manera, el objetivo último a lograr, consiste en mejorar el rendimiento
académico y las notas escolares de los alumnos, a través de un conjunto de
hábitos de estudio y trabajo intelectual, utilizando todos los instrumentos y
herramientas que el alumno ha adquirido durante el curso de técnicas de
estudio.
Francisco Javier Arroyo Ortega
No hay comentarios:
Publicar un comentario