Con frecuencia nos
damos cuenta que, al leer un párrafo o un fragmento de texto, no lo hemos
entendido o comprendido bien. Esto ocurre muchas veces por problemas de
concentración, pero también puede ocurrir que el texto sea confuso en sí mismo
o que desconozcamos el significado de alguna palabra, sobre todo con textos
expositivos o filosóficos. No siempre nos detenemos en la frase o texto
complicado; en vez de ello, continuamos leyendo para mantener la fluidez, sin
percatarnos de la falta de entendimiento.
Ante los textos
confusos o ante las señales de haber pasado por ellos (mente en blanco al final
del párrafo o la página; falta de comprensión) tenemos que:
· Retomar hasta el sector
previo inmediato al sector confuso
en el texto.
· Aclarar en el sector confuso los significados dudosos o
desconocidos de términos y símbolos. Utiliza diccionario para asegurarte de
aprender el significado correcto y ensaya la aplicación del término con el
mismo significado que el utilizado en el texto, pero en oraciones de tu
invención.
· Dicotomizar: Cuando no
se encuentran palabras o símbolos desconocidos en el texto, pero aun resulta
confuso, hay que enfocar el análisis dividiendo en dos partes el texto que no
entendemos. A estas dos partes las denominaremos Tema y Comentario. La idea es
despejar la confusión por la vía más simple; tal como hacemos en el análisis de
oraciones dividiéndolas en sujeto y predicado: el sujeto es el Tema y el
predicado es el Comentario.
Veamos un ejemplo de
frase confusa, aunque con palabras conocidas:
“Y, sin embargo, mil veces
sobre la virtud he pronunciado muchos discursos y delante de mucha gente, y muy
bien, según a mí me parecía; pero ahora ni siquiera qué es puedo en absoluto
decir. Y me parece que haces bien en no querer embarcarte ni viajar fuera de
aquí; porque si siendo extranjero en otro país hicieras tales cosas, quizá te
detuvieran por mago”. (PLATÓN, Menón).
Ahora veamos cómo
dicotomizarla:
1. Determinamos el tema: «La virtud” y de cómo conocer la realidad.
2. Determinamos el comentario: “Y, sin embargo, mil veces
sobre la virtud he pronunciado muchos discursos y delante de mucha gente, y muy
bien, según a mí me parecía; pero ahora ni siquiera qué es puedo en absoluto
decir”
Menón estaba convencido de que
podía hablar de la virtud (“mil veces sobre la virtud he pronunciado muchos
discursos y delante de mucha gente”), pero estaba confundido y reconoce que no
puede decir nada acerca de algo que desconoce, (“pero ahora ni siquiera qué es
puedo en absoluto decir”).