¡No te guardes los problemas! Como te encuentres influye en tu rendimiento académico.
Busca una persona de confianza con quien puedas desahogarte y recibir un buen
consejo. Siempre hay alguien, un padre, una madre, un hermano, un profesor,
etc., que estará dispuesto a escucharte sin juzgarte y ayudarte a superar lo
que te pasa.
Dormir lo suficiente y bien. Hasta hace poco tiempo, cuando un alumno me decía que
estaba cansado, creía que era una simple escusa para no ponerse a estudiar.
Actualmente, creo que en muchos casos los estudiantes realmente se encuentran
cansados por no dormir el tiempo suficiente. El «nativo digital» duerme poco y
mal. La falta de sueño se convierte en un factor que impide el aprendizaje adecuado.
Muchos de ellos tienen que recurrir a las bebidas energéticas para mantenerse
despiertos y rendir adecuadamente. Dichas bebidas, o el café, pueden ser una
ayuda ocasional pero la realidad es que una rutina de sueño es la mejor
solución.
Es absolutamente
esencial descansar de manera adecuada para poder rendir bien. Para ello tienes
que respetar tus horarios de descanso, planificados con anterioridad. El
estudiante tiene que acostarse todos los días a la misma hora y a ser posible
entre las 10 y las 11 (alumnos de secundaria) y entre las 11 y las 12 de la
noche los universitarios. Y levantarse entre las 7 y las 8 de la mañana. Bajo
ningún concepto el alumno universitario dormirá más de ocho horas. Para
aquellos alumnos que se sientan cansados, es aconsejable una pequeña siesta, no
más de treinta minutos. Si duermes bien, tus horas de estudio serán más
productivas porque la información se consolidará de forma adecuada en tu
memoria y recordarás mejor y con más facilidad.
Regularidad en las comidas y alimentación adecuada. El alumno que va a pasar muchas horas sentado, corre el
riesgo de que el exceso de sedentarismo y la falta de ejercicio genere algún
aumento de peso no deseado. No soy partidario de hacer dietas en la preparación de exámenes, pero sí de cuidar y
vigilar la alimentación. Hay que garantizar que el cerebro reciba los
nutrientes necesarios para que funcione adecuadamente. El azúcar es necesario
para la memoria, pero hay que evitar sobre todo las grasas y la bollería
industrial. Tampoco es bueno abusar del café o bebidas energéticas; más de tres
tazas diarias no son recomendables. Para el estudiante es aconsejable la
ingesta de minerales como el fósforo y el magnesio, y las vitaminas A y D (frutos
secos, leche, yogures, cereales integrales, chocolate, etc).
No a la música durante el estudio. Como hemos dicho anteriormente, la mayoría de los
expertos recomiendan estudiar sin música, por la sencilla razón de que distrae
y nos perjudica al tratar de poner atención en el estudio. Siendo esto una
realidad, ¿por qué encontramos cada día más alumnos estudiando con música y
convencidos de que les beneficia?
La música es para el
estudiante una fuente de motivación. La música activa las áreas del placer, del
estado de ánimo y del control del estrés. Por ese motivo a los estudiantes que
estudian con música les parece menos aburrido o monótono el estudio. Otro
motivo es el simple condicionamiento operante: han tenido éxito en algunos
exámenes estudiando con música y eso les condiciona para creer que es beneficioso
para ellos. Lo que ignoran es que podrían haber tenido mejores resultados sin
la música.
No obstante, si se
estudia con música, no vale cualquier tipo; al menos hay que saber elegir. Hay
que escuchar una música tranquila, relajante y armoniosa, exclusivamente música
clásica o instrumental. No nos engañemos: la música con letra puede hacernos
recordar emociones y situaciones vividas (distracción) o tatarear la letra con
el cantante. Al utilizar música instrumental, lo ideal es crearnos una lista de
reproducción con una duración de dos horas, para evitar tener que seleccionar
constantemente y así distraernos.
Revisa los pensamientos negativos. Estos pensamientos se refieren a los que surjan en
relación con tu estudio. ¿Cuáles son tus
excusas para no estudiar?
·
No estudio porque el
profesor me tiene manía
·
No estudio porque no sirve
para nada
·
Nunca conseguiré entender
esta asignatura
·
Tengo mala suerte
·
Soy muy mal estudiante
·
Siempre he suspendido esta
asignatura
·
Soy un negado para los
idiomas
·
Nunca se me dieron bien
las matemáticas
·
Es imposible aprobar el
curso con todas las asignaturas que tengo por recuperar
¿Qué podemos hacer con esos pensamientos? Revisarlos y
cambiarlos por otros más positivos. Veamos un
ejemplo:
Escogemos un pensamiento negativo: «Estoy perdiendo los mejores años de
mi vida estudiando».
Reescribamos el pensamiento y analicémoslo: lo que en realidad nos
asusta no es «perder» cinco o siete años de nuestra juventud, sino el perderlos
para nada. Nos asusta perder la juventud en pos de un premio incierto.
Nuestro monstruo es
el miedo a la incertidumbre. Pero en realidad llega un momento en la vida en el
que hay que tomar decisiones valientes y enfrentarse a la realidad. Es
importante estudiar una carrera universitaria. Como dijo en una ocasión el
presidente de Estados Unidos, Barak Obama: «My education, my future».
En realidad, todos
los caminos de la vida son inciertos. No es que estés eligiendo la única opción
con incertidumbre en un mundo de opciones ciertas. Al contrario, estás
escogiendo incertidumbre presente, pero no más que cualquier otra, para
conseguir –por ejemplo– un puesto fijo o trabajar en aquello que realmente te
gusta. Por último, conviene recordar un hecho indiscutible: que la tasa de paro
entre titulados universitarios ha sido siempre la mitad que en la población no
universitaria.
Francisco Javier Arroyo Ortega
Psicólogo escolar
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